¿Qué pasaría si nuestros pinceles fueran como aves?
Libres, decidirían adónde volar y qué pintar. Como las aves, no tienen ego, no se preocupan por el dinero, el poder ni por esos conceptos triviales...
...¿cuál sería el mejor uso para nuestras habilidades y herramientas?
Supongo que nuestro arte podría atravesar la ventana, volar para descubrir qué hay más allá de ese horizonte.